LOS ESCUCHO REÍR (SELECCIÓN)

I. el árbol que está allá   al fondo se limita a algunas ramas grises en invierno seduce con sus brotes de agosto a la primavera que remolonea expectante este año se inunda de hojas  coloridas que dejan pasar la luz del sol   se multiplican temporada a temporada en un gesto de confianza pero llegan…

Los escucho reír

I.

el árbol que está allá   al fondo

se limita a algunas ramas grises en invierno

seduce con sus brotes de agosto a la primavera

que remolonea expectante

este año se inunda de hojas 

coloridas que dejan pasar la luz del sol  

se multiplican temporada a temporada

en un gesto de confianza

pero llegan acompañadas esta vez

por primera vez hay ahora 

algo que no tiene nombre:

pequeñas polillas de alas plegadas sobre los troncos

un hongo equilibrista con forma animal

que se deshace entre mis dedos

lo aplasto y toco el vacío 

si paseo los ojos por las ramas

hay más animales sin nombre

que hojas coloridas como manchas alegres

tengo la certeza

de que será la última vez

II.

se me instalaron palabras nuevas o renovadas

sofocón cambios de humor tiempo pasado futuro vejez ausencia

tan cómodas sobre mi frente

se ven, a la distancia, escritas 

con tinta indeleble

los vecinos las leen cuando camino a la verdulería

desde hace algunas semanas me arden sobre la piel mientras manejo

me rasco hoy las examino en el espejo retrovisor

las retoco con el maquillaje que cargo en la guantera

círculo desacompasado con el tránsito

porque diciembre

y dale que te dale con la angustia atragantada

mientras decimos felices fiestas si no te veo

entonces el tránsito y la calle y el manejo

doblo en esta esquina

me clava la vista un gato 

sus ojos punzantes como cuchillos 

lleva una rata enorme entre los dientes

justo en medio de la mandíbula el animal espantoso

la cola le cuelga hacia el suelo

ella no se resiste 

él ostenta una bravura bestial

III.

Quién tuviera el superpoder

para editar el tiempo, despronunciar

las palabras o al menos

encontrarlas agazapadas en los rincones de la casa

contra los zócalos recogerlas delicadamente 

con pincitas de depilar y volverlas a su sitio

poner llave a esa caja traslúcida

e intentar evitar, al menos intentar

que el cuerpo desmembrado luzca

orgulloso los vacíos

Quién tuviera el superpoder 

de renunciar a las prótesis 

volverse la falta 

deshacerse del lenguaje 

IV.

Si mi hijo se fuera esta tarde 

al club con sus amigos 

atolondrados y ansiosos por estrenar sus juventudes

me iría inevitablemente con él.

Cuando tocase con la punta del pie tímido

la superficie del agua para juzgar el impacto

me recorrería, alegre, desde el dedo un escalofrío 

la descarga de la sorpresa sobre mi cuerpo caliente de verano

me zambulliría aferrada a los hombros de una nadadora

ocasional la dejaría ir apenas sumergirnos juntas

hasta el trampolín y después 

mis nalgas sobre las baldosas.

Cuando abandonan la pileta los niños grandes 

juncos columpiándose hacia el comedor 

me monto sobre la espalda de mi hijo

marioneta invisible recibo el picor en mi lengua 

al morder todo lo que en casa está prohibido

papas de plástico picante gaseosa reseca

una familia cobriza se aleja

nuestros pies descalzos sobre el cemento.

Corren ahora los cuatro hombres chiquitos

se expanden hacia las hamacas

para abrazar un rato más la infancia que los abandona.

Me acuesto bajo las ramas del aguaribay

el cuerpo verde

el cloro de la malla húmeda.

Los veo hacerse cada vez más pequeños

desde el pasto a medida que se alejan 

se funden en la maraña 

de piernas, brazos y torsos desnudos.

Yo me quedo desparramada

una nena feliz 

ensayando un poco de libertad.

Semblanza

Cecilia Serpa (Buenos Aires, Argentina). Es egresada de la carrera de Letras (UBA), y trabaja como lingüista. Como docente e investigadora, se ocupa de la lectura, la escritura y su enseñanza. Publica de manera regular artículos científicos sobre dichos temas.  Estudia poesía con Florencia Fragasso, con quien hace clínica hace más de diez años. Sus poemas han aparecido en distintas revistas literarias. Publicó las obras: Una brasa robada al fogón (Tren instantáneo, 2023) y A veces, los animales (Clara Beter, 2024). Algunos de sus poemas resultaron seleccionados para participar la obra colectiva Simetrías. 5º Festival de Poesía de Boedo (Clara Beter, 2025). En 2025, Caburé publicará Apuntes para una película, una obra que intenta explorar las relaciones entre el lenguaje poético, la fotografía y el cine.

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